Por qué no pasa nada si no cumples tus propósitos
Sacado del newsletter del 10 de enero de 2022

A comienzos de año se habla mucho de propósitos, de empezar nuevos hábitos…
¿Eres de las personas a las que le gusta ponerse propósitos de año nuevo o te da pereza?
A mí me encanta ponerme propósitos.
Pero también entiendo a la gente que lo evita, porque a fin de cuentas, no conozco a casi nadie que pueda pensar todo el año en la misma meta.
En mi opinión, las metas van evolucionando.
Por eso es fácil que si uno se propone algo, en algún punto lo cambie por otra prioridad.
Eso se siente como una especie de fracaso y duele.
Por lo menos, a mí me pasa.
Pero estoy esforzándome en recordar que no conseguir una meta no es un fracaso.
Me explico: Si hay algo que cada vez veo más certero es que, como se dice a menudo, la meta es el camino.

Lo que quiere decir que aunque ponerse metas (sobre todo las que son fáciles de medir) es maravilloso, estoy empezando a pensar que si al final del tiempo previsto uno se ha alejado del camino o no ha llegado a la meta,quizá tampoco es tan grave.
¡Al fin y al cabo uno ha comenzado y a aprendido cosas en el camino!
Así que creo que si una es capaz de tomarse “la derrota” como simplemente un pequeño feedback (de que quizá la meta no es tan importante ahora o de que es hora de pensar en otra estrategia), todo el proceso sería más agradable y saludable.
En ese sentido, espero que este comienzo de año encuentres una meta que te haga ilusión y que aprendas mucho (en general, pero sobre todo sobre tí) en el proceso.
Y que por supuesto, que tanto si consigues la meta final o no, tus sueños verdaderos, los buenos, se hagan realidad ✨